Veterinaria Salburua

¿Le gusta a mi perro que lo acaricien?

Existe una creencia generalizada que dice que a los perros les encanta que les acaricien. Y aunque en su mayoría es así, existen excepciones, de las que estoy segura todos habéis sido testigos. Un perro que se aleja cuando un extraño intenta acariciarle en el parque, otro que rechaza que le acaricien en la sala de espera del veterinario, u otro que nos hace «la cobra» cuando intentamos acariciarle y en su lugar se va a saludar a otro perro.

No todos los perros son iguales, ni agradecen el contacto físico por igual, lo mismo que ocurre con las personas. Hay gente a la que le encanta saludar con besos y abrazos, y mucho contacto físico. Otros sin embargo, prefieren saludos verbales o un simple apretón de manos, sobre todo si hablan con un desconocido.

Los perros pueden tener muchos motivos para no desear ser acariciados: incomodidad, miedo, dolor, o simplemente que sientan que no es el momento adecuado. A perros muy juguetones no les apetecerá que les acaricies en el parque mientras sujetas la pelota en la mano, o mientras juega con otro perro, sin embargo puede que les encante que os tumbéis juntos en el sofá por la noche y le rasquéis la barriga.

Debemos aprender a leer a los perros antes de interactuar con ellos, para saber si les estamos poniendo en una situación incómoda o no. Es más, muchos perros puede que acepten la caricia, pero no la disfruten en absoluto, simplemente la aguanten para que «les dejemos en paz». Estoy segura de que ninguno queremos disfrutar acariciando a un perro si este no disfruta de la caricia, ¿verdad?

Una forma de asegurarnos de si nuestro perro disfruta o no de nuestras caricias es lo que los educadores llamamos la «regla de los 2 segundos». Es muy sencillo: cuando acaricies a tu perro, hazlo durante dos segundos, luego para y deja tu mano cerca de él. Si el perro se marcha, la información es clara: no le interesa continuar con las caricias. Si se queda, debemos fijarnos en su lenguaje: si nos mira, si está tenso, si hay señales de calma del tipo relamidos, bostezos… Y la mejor opción: que nuestro perro se acerque a nosotros o se frote con nuestra mano. Es una clarísima invitación a continuar con las caricias, y no hay nada mejor que saber que ambos lo estáis disfrutando por igual.

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